Soy de plata y exacto. No tengo prejuicios.
Todo lo que veo lo trago de inmediato
tal y como es, sin la turbiedad del amor o de la antipatía.
No soy cruel, sólo veraz-
Fragmento del poema El espejo de Sylvia Plath
Hace años, muchos años, fui a Nueva York, y aunque estuve una semana y sólo me dio tiempo a ver lo más típico yo tenía fijación por dos cosas: ir a Coney Island y a una librería que se llama Strand BookStore. Allí me compré varios libros, entre ellos uno que se llama The Poet's Story, que incluye un cuento de Sylvia Plath titulado Johnny Panic and the Bible of Dreams. El cuento me llevó a los poemas y los poemas a La campana de cristal, que tengo en español y en inglés, pero que hasta ahora jamás había leído.
The Bell Jar (La campana de cristal) es una novela triste. Publicada por primera vez en 1963 bajo el seudónimo de Victoria Lucas, es una semi-autobiografía de su autora, Sylvia Plath, quien escribió sobre su experiencia en Nueva York como redactora invitada de una revista femenina de moda de la que era becaría. Esther Greenwood, la protagonista, pasa allí cuatro semanas en las que nos narra, en primera persona, alguna de sus experiencias, como por ejemplo el hecho de que casi fue violada por Marco, una especie de cita a ciegas que tuvo una vez o su relación con Doreen, Hilda, Betsy y sus otras compañeras. Después de su experiencia en Nueva York, vuelve a casa donde la espera su madre (su padre murió cuando ella apenas tenía nueve años). Allí descubre que no la han admitido en un curso de verano de escritura por lo que cae en una especie de depresión que le lleva a desinteresarse por todo y a intentar acabar con su vida. Como consecuencia es recluída en un hospital psiquiátrico durante un tiempo.
Supongo que, en cierta manera, todo lo que siente Esther Greenwood se puede resumir con estas palabras que ella misma dice:
Wherever I sat- on the deck of a ship or at a street café in Paris or Bangkok- I would be sitting under the same glass bell jar, steweing in my own sour air.
...donde quiera que estuviera sentada — en la cubierta de un barco o en la terraza de un café en Paris o en Bangkok— estaría sentada bajo la misma campana de cristal, agitándome en mi propio aire viciado.*
No es que la vida de Esther fuese difícil o tan dura como para deprimirla, pero de alguna manera ella no se sentía bien porque tenía una personalidad obsesiva, era demasiado perfeccionista y no sabía cuál era su lugar en el mundo. Hay un pasaje muy conocido en el que, de alguna manera, compara la vida con una higuera llena de higos. Cada higo representa una opción a elegir . Uno es el matrimonio, otro es el oficio de poeta; otro, el de ser editora, etc. Para ella elegir un higo suponía la imposibilidad de elegir los demás y mientras se decidía por uno o por otro, los higos iban madurando y cayendo al suelo podridos. De alguna manera, esta metáfora nos hace reflexionar sobre la vida, sobre nuestro papel en ella, porque hay personas que tienen la vida por delante, pero no saben muy bien por dónde tirar, se sienten perdidos y fuera del mundo, lo que no tiene que ser nada fácil.
Sylvia Plath, en The Bell Jar, trata de una manera directa y un tanto poética temas como el suicidio —es increíble la distancia con la que lo cuenta, todas las maneras en las que quiere morir, narrándoselo al lector como si fuera algo que no va con ella, algo impersonal, como una espectadora de sí misma—, como la locura, el matrimonio (que de alguna manera anula a la mujer), la sexualidad o la homosexualidad. Es un libro que, a pesar de no ser autobiográfico cien por cien, te deja un mal cuerpo terrible porque al leerlo sabes que está basado en su vida, que tiene muchos puntos en común y, sin quererlo, el propio final de la autora está siempre presente mientras se lee por lo que lo hace aún más triste.
Esther no encaja en ningún sitio, se siente atrapada en una campana de cristal que le aisla de los demás. No se siente parte del mundo, es incapaz de escribir, de sentir felicidad por cosas tontas como que alguien haga algo bueno por ella. Llega un momento en que no quiere lavarse el pelo o cambiarse de ropa porque hacerlo no lleva a ningún sitio ya que no es para siempre, sino que es algo que hay que hacer una y otra vez. Pero Esther también es una mujer adelantada a su tiempo, que huye de lo convencional, que quiere salirse de la norma y quizá sea esa mezcla la que dote a su personalidad de ese atractivo que te empuja a leer para conocer su historia.
En mi opinión es un libro que merece la pena leer junto con sus poemas para conocer más a esta autora que tampoco encontró su lugar en la vida y acabó metiendo la cabeza en el horno a la edad de 31 años después de prepararles el desayuno a sus hijos.
Título: The Bell Jar
Autor: Sylvia Plath
Editorial: Faber & Faber
ISBN: 9780571248209
Pgs: 244
Kindle.
* Traductora: Elena Rius
Esta novela me dejó huella durante un tiempo. No he leído los poemas de Plath, pero me quedo con su novela. En ella ya se puede ver que la autora no atravesaba buenos momentos. Un beso.
ResponderEliminarLo quiero leer. Me parece muy duro pero necesaria.
ResponderEliminarun abrazo
Leí hace poco que parece que tenía un desorden obsesivo-compulsivo, Lady Aliena. Está claro que lo malo pudo a lo bueno. Yo he leído unos cuantos poemas suyos y me gustan bastante. Todos tienen ese toque de tristeza.
ResponderEliminarBesos :)
Léelo, Agnieszka ;)
ResponderEliminarBesos.
Todavía no me he animado con esta autora. Me tientas con esta novela, a pesar de que debe de ser bastante dura.
ResponderEliminarBesotes!!!
Yo diría que es triste, a mí por lo menos me ha hecho pensar mucho en unas cuantas cosas, Margari.
EliminarUn besín.