28 marzo 2014

Ley Garrote

No tiene desperdicio.

«¿Tienen idea de cómo luce Ciudad de México a las seis de la mañana, vista desde la azotea de un edificio de seis pisos, donde las sábanas en los tendederos manotean como fantasmas temerosos, empujados por el viento? El cielo es una herida purulenta, una nata color marrón, densa como aceite sucio de coche o como café capuchino en vaso transparente, flota amenazante cerca del asfalto. Cualquiera dice, no tengo salvación y puede que no mienta. Sales a la calle, pero no sabes si volverás completo a casa. Todo puede pasarte en un par de horas, ser arrollado de ida y vuelta por un loco detrás del volante. A ese loco no podrán echarle encima una condena larga por ser menor de edad. Puedes ser martirizado, convertido al satanismo o a Dianética sin previo aviso, usado para tráfico de drogas, sodomizado por un tipo vestido de Santa Claus, obligado a aceptar una tarjeta de descuentos que no quieres.» 


Ley Garrote. Joaquín Guerrero-Casasola.





No hay comentarios:

Publicar un comentario